PREGUNTAS FRECUENTES

1. ¿Puede mi hijo adquirir una educación de calidad en una escuela basada en preceptos bíblicos? 

Es verdad que, hablando generalmente, los alumnos de una escuela basada en preceptos bíblicos sobresalen a sus compañeros de otras escuelas. Estadísticas confiables nos muestran lo dicho anteriormente. Sin embargo, esto no quiere decir que cada niño de esta escuela sobresaldrá. Lo más importante para usted como padre es recordar que inscribir a su hijo en este tipo de escuela no le impide recibir una educación de calidad. Incluso puede esta ser una experiencia que reafirme su percepción, ya que además de una educación académicamente sólida, nuestros hijos estarán continuamente siendo instruidos en los fundamentos espirituales sobre los cuales todas las actividades intelectuales son edificadas. Col. 2:3 “en quien (Cristo) están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”.

2. Yo fui a una escuela pública y me fue bien. ¿No pueden mis hijos hacer lo mismo? 

La respuesta es sí. Justo como a usted le fue bien, a sus hijos también les puede ir bien. Tal vez hasta mejor que a usted. Pero lo que puede ser “bien”, no necesariamente significa que todas las decisiones tomadas fueron las correctas, o que la experiencia educacional fue la mejor. Las preguntas que realmente nos deberíamos hacer son: ¿Sería la misma persona hoy si usted hubiera asistido a una escuela con principios bíblicos? ¿Su testimonio sería el mismo? ¿Sería tal vez su testimonio menos problemático y más satisfactorio? Estas y otras son preguntas que solo puede usted contestar, y en caso de que nunca las haya pensado, lo invito a reflexionar en ellas. Sea honesto con usted mismo y después pregúntele a Dios cuál es Su voluntad con respecto a la educación de sus hijos.

3. En caso de que yo decida inscribir a mi hijo en una escuela basada en preceptos bíblicos, ¿no estaría yo poniéndolo en una burbuja y separándolo del mundo real? 

Esto no se puede negar. Usted estaría separándolo de una parte secular de la sociedad. Nosotros los adultos somos también instruidos a guardar distancia con el mundo, estamos en el mundo pero no somos del mundo. No deseamos transmitir una falsa concepción de que los niños que asisten a escuelas basadas en preceptos bíblicos son protegidos de las tentaciones y del pecado. Nuestros niños son pecadores también. Batallan con actitudes como el egoísmo, la desobediencia, la falta de perdón, etc. Son influenciados por cosas externas también. La diferencia es que en una escuela basada en preceptos bíblicos, podemos aplicar la Palabra de Dios en cualquier caso de pensamientos o acciones incorrectas y con la ayuda de Dios, y el apoyo de los padres, podremos renovar el entendimiento de la mente del niño; de tal manera, que podrán aplicar las verdades bíblicas a sus propias vidas y estar mejor equipados para solucionar cualquier problemática del mundo y defender su fe.